La vida de decenas de personas, principalmente mujeres, se habría podido salvar si los procedimientos quirúrgicos, plástico o estéticos, a los que se sometieron estos pacientes se hubiera realizado con el personal médico idóneo y las condiciones mínimas en los cuidados preoperatorios, transitorios y posoperatorios.
La historia de mujeres que fueron operadas por falsos cirujanos o que sus intervenciones se realizaron en “clínicas de garaje” y que tuvieron un fatal desenlace han conmocionado al país en innumerables oportunidades. Estos trágicos relatos tienen factores recurrentes como negligencia y falta de protocolos médicos. Por ejemplo, en el posoperatorio mediato, que va desde las 24 hasta las 72 horas, la valoración cuidadosa ayuda al paciente a recuperar su funcionamiento normal con mayor rapidez, vigilar los signos vitales, estado respiratorio ante los efectos de los anestésicos, nivel del dolor, integridad de la herida, entre otros; y justamente la ausencia de un correcto posoperatorio ha llevado a la muerte de miles de pacientes.
Este fue justamente el caso de Ana Bolena Carvajal, una reconocida tuitera de 32 años que perdió la vida -en febrero del 2019- luego de haberse realizado una liposucción en la ciudad de Armenia. Su hermana, Angélica Carvajal le contó a la emisora La W radio que Ana Bolena salió de la Clínica Del Parque, lugar donde le hicieron la intervención, “muy dopada y se desmayó cuando salió del carro”.
Durante la entrevista, la hermana de la víctima señaló que “por protocolo médico si la cirugía duró dos horas, a ella debían dejarla en observación cuatro horas. Pero realmente a mi hermana no la dejaron en observación tanto tiempo, a ella la sacaron antes. Le dieron de alta antes. De hecho, yo creo que la clínica quería era quitarse el problema porque la vieron muy mal”.
Después de salir de su casa y de que su estado empeoró, la llevaron por urgencias al Hospital del Sur (Armenia), allí ingresó sin signos vitales luego de haber sufrido un paro respiratorio.
Ricardo Urazán fue el cirujano de Ana Bolena y el encargado de realizar una serie de exámenes previos a su intervención. Médico que ya contaba con varias denuncias relacionadas con procedimientos estéticos con cuestionados resultados.
Según el comunicado de la Secretaría de Salud del Quindío, la clínica El Parque cuenta con servicio habilitado de cirugía plástica, pero señaló que “no obstante el proceso de la idoneidad de los profesionales que intervinieron en la cirugía, se requiere evidenciar en el expediente del profesional que realizó el procedimiento quirúrgico para verificar que cuenta con las certificaciones que demuestren que es cirujano plástico. En el Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud (RETHUS) no aparece registrado como especialista”.
Como el caso de Ana Bolena, son muchos los testimonios de familiares de víctimas que han denunciado a falsos cirujanos, quienes aseguran tener la experiencia para hacer procedimientos quirúrgicos y cuyos títulos son falsos e incluso no están registrados ante las entidades competentes para ejercer esta profesión.
Marcela Mendoza
Marcela Mendoza falleció el pasado mes de enero tras practicarse una cirugía estética en la clínica La Castellana de Bogotá con el médico Ricardo Urazán (el mismo que operó a la tuitera Ana Bolena Carvajal). Mendoza fue dragoneante del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), tenía 40 años y dejó tres hijos.
Su esposo, Gilberto Marín, manifestó que no explica cómo el médico autorizó la operación de Marcela Mendoza si en los exámenes previos a la cirugía había evidenciado que tenía los niveles de sangre muy bajos.
“Le dio un paro respiratorio y falleció. Nadie hace nada con ese hombre, y esa clínica sigue abierta. Él no es cirujano plástico, él es el que atiende todo el tiempo porque yo fui a las citas con mi esposa, pero ellos disfrazan y dicen que es otro el que opera, pero eso no es cierto”, contó Marín al diario El Tiempo.
Por su parte, la señora Mariela Rueda Díaz, madre de Marcela, ha denunciado que la investigación sobre lo ocurrido con su hija no ha avanzado y el acceso a la información ha sido problemático “yo he pedido siempre una copia de la epicrisis, de los resultados de la necropsia, pero nadie me la ha facilitado. Yo tengo derecho a saber qué le pasó a mi hija, pero no sé cómo se hacen esos trámites”, le dijo a este mismo diario.
Luz Elena Caicedo Osorio
El 29 de septiembre de 2018, Luz Elena Caicedo recibió una inyección como parte de un tratamiento que se realizaría con el objetivo de aumentar sus glúteos. Al día siguiente, Luz Elena se comunicó con el médico que le estaba realizando la intervención y le manifestó que tenía un fuerte dolor de cabeza y en los glúteos. El supuesto médico le indicó que los síntomas eran “normales” y que debía tomarse una pastilla para el dolor y descansar.
Dos días después de este procedimiento, Luz Elena Caicedo fue llevada al hospital Carlos Holmes Trujillo y posteriormente remitida al hospital Universitario del Valle (Cali); allí perdió la vida. Según el reporte clínico, la mujer recibió un tipo de sustancia distinto al que se debe utilizar para esta cirugía y fue esto lo que ocasionó su muerte.
Cifras
Colombia es el cuarto país de Latinoamérica que más procedimientos estéticos realiza. En 2018, hubo 273.316 cirugías plásticas y 135,473 tratamientos estéticos no quirúrgicos, lo que representó un total de 408.789 intervenciones.
Por su parte, Cirugía Segura Salva Vidas, iniciativa de la Organización Mundial para la Salud (OMS), ha señalado que en los países en desarrollo se registran complicaciones importantes luego de las intervenciones quirúrgicas con una tasa de mortalidad del 5% al 10%. También han indicado que cerca de 7 millones de pacientes quirúrgicos sufren complicaciones significativas al año, de los cuales 1 millón mueren durante o inmediatamente después de la cirugía.
Es absolutamente necesario que en Bogotá exista una regulación para que los pacientes que se someten a cirugías plásticas o estéticas se les garantice un personal idóneo en su intervención y además tengan acceso a una UCI en caso de presentar alguna complicación. De esta manera se podrán prevenir o evitar historias fatales como las de Ana Bolena, Marcela Mendoza, Luz Elena Caicedo y muchas otras más.
Mi proyecto
Por casos como los mencionados anteriormente, presenté un proyecto de acuerdo cuyo principal objetivo es poder garantizar y materializar unos cuidados preoperatorios, transitorios y posoperatorios. Esto implica que exista un control sobre la idoneidad del personal que va a intervenir en los procesos quirúrgicos, así como hacer supervisión de las instituciones e instalaciones donde se realizan los mismos.
Adicionalmente, el proyecto contempla como requisito para poder desarrollar procedimientos, que las clínicas tengan un área de recuperación y una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Así mismo, que, al pactar una cirugía, plástica o estética, se emita una póliza que beneficie al paciente, y cubra los gastos médicos, hospitalarios, quirúrgicos, no quirúrgicos y farmacéuticos derivados de las complicaciones que se puedan presentar.
Referencia bibliográfica:
‘Vi a mi hija desfigurada después de una cirugía ’
El drama por muerte de dos mujeres tras cirugías del mismo médico
Investigación: Los otros pacientes que denuncian al médico Urazán…y la que sale en su defensa
“Es como una masacre y tiene que parar”: víctima de una mala cirugía plástica