Residentes del sector, adultos mayores, empresarios hoteleros y de restaurantes, denunciaron ante la concejal Diago la afectaciones económicas y de salud que les está generando la actividad comercial de bares y discotecas.
La vida nocturna en el barrio Chapinero Central, cada día son más los residentes afectados. Desde la calle 51 hasta la 66 entre la carrera 7ma y la 13, los bares y discotecas están perturbando la tranquilidad y hasta la salud de los adultos mayores, como es el caso de Irene, quien tiene problemas de salud, entre ellos hipertensión.
La habitación donde Irene “descansa” queda justo detrás de la zona del bar, que funciona algunas veces como ‘amanecedero’. Esta problemática está afectando directamente su salud. El 9 de marzo, la rumba en el bar comenzó desde las 8:30 pm hasta las 9:12 am del día siguiente. Esa noche, Irene tuvo una crisis de hipertensión; los ruidos y vibraciones constantes del bar hicieron que se doblara su presión arterial.
Presión arterial normal V.S. Presión arterial alta.
“Es tanto el ruido que no escucho el televisor de mi habitación. Todo vibra, los vidrios, las puertas, todo. En 2021 me dio una trombosis a causa de ese ruido. Cada vez que requiero una operación no puedo hacerla porque el estrés que me genera este ruido me sube la tensión,” comentó Irene.
Al escuchar los videos que compartió Irene, suenan ruidos como “poom, boom, chas…” Y no como se piensa en el imaginario, de la música a todo volumen.
Esta no es la primera vez que le pasa y por estas descompensaciones de salud, Irene no ha podido acceder a una cirugía que requiere con urgencia. Por esto, se unió con residentes del sector para denunciar ante la concejal Diana Diago esta problemática, con quien han estado trabajando desde 2022.
“El trabajo que hacemos con la comunidad de Chapinero ha sido persistente. He realizado una estrategia jurídica y legal para que se tomen las medidas necesarias para garantizar la tranquilidad de los residentes del sector, sin embargo, no existe una normativa vigente, ni distrital para proteger a estas comunidades de las vibraciones provenientes de bares y discotecas,” mencionó la concejal Diago.
Desde su despacho, Diago ha enviado solicitudes a la Alcaldía local, a la Secretaría de Ambiente y a la Policía Nacional para gestionar soluciones. Sin embargo, las entidades corroboran lo dicho por la concejal, que no hay normativa vigente para garantizar la tranquilidad de estas comunidades en el sector.
Las entidades, con apoyo de la concejal Diago, realizaron los respectivos estudios de afectación por ruido al ambiente de los bares. Sin embargo, los propietarios de los bares especifican que cumplen con la normativa vigente para ejercer sus actividades comerciales, incluso cuando la comunidad ha denunciado que a altas horas de la madrugada siguen en funcionamiento y la Policía no puede hacer nada.
En el sector residencial hay al menos 10 bares en funcionamiento.
Esta problemática no afecta sólo a los adultos mayores. La propietaria de un hotel ubicado justo al lado de la casa de Irene, también se está viendo afectada por la problemática.
“Muchos de mis clientes se quejan del ruido y las vibraciones. Eso me está afectando la imagen del hotel, pues en las reseñas de internet y en el buzón de sugerencias han comentado con frecuencia que el ruido y las vibraciones no los dejan descansar,” menciona Karen, propietaria del hotel.
Frente a esta problemática, la concejal Diago hizo un llamado de atención enfático a Carlos Fernando Galán, por la problemática que viven los residentes del sector: “Las actividades comerciales deben regularse señor alcalde. No es posible que propietarios de casas y apartamentos que viven hace más de 40 años en la zona, no puedan descansar y su salud esté en riesgo. Hay que ponerle un tatequieto a esos comerciantes que no cumplen las normas”. Adicional, la cabildante hizo un llamado al Congreso para que se comiencen a debatir proyectos de ley que busquen regular estas problemáticas.
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