Hace unas horas fuimos testigos del fracaso del protocolo para la protesta social. Desmanes, bloqueos y enfrentamientos caracterizaron esta nueva jornada de marchas.
Creer que todos los marchantes responden al diálogo es un gran error. Hay personas que simplemente no quieren dialogar, quieren destruir y hacer colapsar la ciudad. La administración no puede ceder ante sus pretensiones de anarquía y esperar que el resto de la ciudadanía se rinda ante el temor, la incertidumbre y la inseguridad.
Hoy la incapacidad del Secretario de Gobierno para manejar las manifestaciones quedó en evidencia. No basta con querer agradar a la juventud y pretender ser amigo de quienes hacen desmanes. Bogotá merece funcionarios comprometidos con sus labores, que gobiernen para todos y no para unos pocos. Funcionarios que tengan claro que Bogotá no es un juego.
Los bogotanos merecemos sentirnos seguros y protegidos por las autoridades. Merecemos tener tranquilidad en nuestros barrios y localidades.
Sabemos que marchar es fundamental y que la democracia se nutre de los disensos, pero no a costillas de los derechos a la seguridad y la movilidad de quienes no comparten las razones de unos pocos. Ni mucho menos a costa del dinero de todos los contribuyentes, que ahora deben financiar la reparación de buses y la reconstrucción de las estaciones de transmilenio vandalizadas, sin olvidar las pérdidas de los comerciantes y empresarios que se ven afectados por la paralización de la ciudad.
Como ciudadana y como Concejal, invito a la Alcaldesa y al Secretario de Gobierno a reflexionar si de verdad este último es capaz o no de liderar la cartera más importante del Distrito, o si lo mejor es que dé un paso al costado por el bien de Bogotá.